Glenda Martillo: Una mujer imbatible

En esa visita, Glenda recuerda haber visto una máquina roja que se movía resaltando entre los demás colores de esas grandes cajas que se mueven por los mares y puertos del mundo.

Pasaron los años y, si bien ese recuerdo quedó en un baúl, la imagen viva llegó de vuelta a su memoria con la nostalgia de aquella época, cuando TRITON comenzó a trabajar con Kalmar como Distribuidor Autorizado de la marca.

Glenda cuenta que no sabe bien en qué puerto fue o si se trataba de un patio extraportuario, pero aquella reachstacker en plena operación volvió tan expresiva a su mente como el rojo de su pintura como si aquella experiencia hubiera sido un adelanto de su futuro.

En la actualidad, Glenda es la gerente general de TRITON-ECUADOR, una empresa que representa a distintas marcas lideres a nivel mundial, entre ellas KALMAR.

Su trayectoria dentro de la empresa ha sido un ejemplo de crecimiento y dedicación. Empezó como vendedora de postventa, pasó a jefe de importaciones, luego a jefe administrativa, y finalmente ascendió al cargo de gerente general. “La oportunidad que me dió TRITON ha sido fundamental. Mi carisma, proactividad, lealtad y confianza en el equipo fueron clave para mi desarrollo profesional”, explica Glenda, quien lleva una década en la compañía.

Glenda recuerda sus inicios con gratitud hacia su equipo. “Al principio fue difícil, pero me soporté mucho del equipo. Los técnicos, los jefes de postventa, el jefe de servicio técnico. En realidad, no soy solo yo liderando y haciendo cosas, sino todo el equipo y lo que destaco mucho es que hubo tema que en mis inicios no dominaba como el mercado portuario, la gama de productos, los repuestos, todo eso fue surgiendo y me fue gustando y, así, me fueron dando nuevas oportunidades, por lo que destacó también la capacidad de la empresa de poder impulsar las capacidades de cada uno de nosotros”, explica Glenda.

Además, expresa su agradecimiento a Luis Vargas, el presidente de TRITON-ECUADOR, “estoy profundamente agradecida con Luis por haber visto en mí el potencial para crecer y liderar. Su visión y confianza en mis capacidades han sido fundamentales para mi desarrollo y el de mi equipo. Sin su apoyo y liderazgo, no habría sido posible alcanzar estos logros”, destaca Glenda.

“Y así, de pronto, me vi vestida con casco, chaleco, zapatos, lista para irme al puerto, siempre apoyada por el equipo de asesores comerciales y los técnicos. Hace poco estuvimos haciendo una entrega en un terminal de Guayaquil y eso es lo que me encanta. Estar en el puerto, ver las máquinas y, justamente, estos días recordaba esa visita a un patio de contenedores hace ya muchos años, una reachstacker trabajando, era roja. Fue un flashback y volver a ese recuerdo, a ese minuto, da nostalgia por todo lo avanzado y cómo me he ido enamorando y apasionándome por las máquinas”, rememoró.